Quiero no hablar, quiero salir caminando, corriendo, gritando... lejos, tan lejos qué sea lo suficientemente largo el trayecto a mis recuerdos...

Quiero omitirlo, quiero despegar otra vez de pique al abismo, quiero congelarme, quiero otra vez restarme de lo que había conseguido mirar tan desde lejos...

Quiero quedarme a vivir en ese paso nivel, ver atardecer diez millones de veces... El principito sentado en su muralla con la serpiente, adelantando su silla unos pasos y su nostalgia con un atardecer infinito...

Quiero... quiero... quiero no querer más