se sentó bajo la sombra que le entregaba su polerón allí en la arena...
se había dejado caer, de cierto modo, mucho tiempo...
Las nubes no existían en aquel lugar, a excepción de los atardeceres, el cielo razo la tuvo impresionada muchas horas, para qué decir el mar en su total infinito... las olas en su ciclo interminable, extrañamente era similar a lo que sintió gran parte del año anterior... agua salada que no se cansaba de abordar y desbordar...
Pero descubrió lo que era el infinito mirando el mar durante horas... y perdiéndose en olas bravas... en el mar casi en libertad por ponerle algún nombre...
Dentro de todo, sus recuerdos comenzaron a caer en los granitos de arena y todo comenzó a doler menos...
la brisa se llevó hasta su resfriado...
Dibujó nuevamente un corazón en la arena... y se quedó sentada viendo como las olas desarmaban cada punto y sus pies se hundían en ella por la fuerza del agua que empujaba y retraía... comenzó a sentir incluso que caminaba hacia adelante y se iba retrocediendo por el efecto de mirar tanta energía junta haciendo ese coro perfecto...
La noche se dejó caer... la tristeza se desvanecía y recordó algún 21 de marzo de antaño...
horas que ahroa parecen lejanas...
definitivamente el tiempo no existe...
para quienes sueñan demasiado...
y para quienes se cansan de soñar... las horas del reloj les llevan a sus viejas andanzas nuevamente...
perro... caballo... caballero... contraluz...
luces y sombras...
contrastes que busqué obsesivamente muchos meses...
ahora reconozco la necesidad de correr en busca de mi felicidad y de mi misma...
en vez de sentarme a patear piedras bajo el sol en el cemento...
o en el frío del invierno... sentada frente a un ventanal
martes, 17 de febrero de 2009
Publicado por Anónimo en 2/17/2009 12:45:00 a. m.
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